lunes, 13 de febrero de 2012

Consumiendo Información (Parte 1)

La mitad de este país no sabe pensar por sí misma. Se limita a ver, y a creer. Por eso nos la juegan delante de nuestros ojos, y ni nos enteramos.
Pecamos de ingenuos, pecamos de conformistas: “mientras yo tenga para comer y consumir soy feliz, por lo tanto ignoro si me roban o no”.

Vuelvo a decir que el problema está en la educación. Yo aprendí a pensar por mi mismo en mi casa, o en la calle, hablando con la gente, pero desde luego, no en la escuela, ni delante de la TV.

Tengo claro que, no voy a dejar que suceda lo mismo con mis hijos. Les educaré de tal manera, que desde pequeños, razonen si lo que captan sus sentidos es verdadero o falso. Y no se trata de que sean unos escépticos, no. Se trata de que antes de aceptar una información como verdadera, se cuestionen dudas sobre ella. Algo lógico y normal, que muy poca gente tiene presente.
Que sean ellos mismos, los que se den cuenta de por qué tienen que estudiar, y no sea yo quien les obligue, aplicando el poder que la ley me da sobre ellos.

¿Es que llega a tal nivel el consumismo, que también consumimos información?
Puedo relacionarlo. Sacan una moda, y parte de la sociedad (cada vez menos, por suerte) se afilia a ella como borricos fanáticos, hasta que salga otra nueva. Como quien va a un McDonalls y se come la hamburguesa con la convicción de que esa carne no es basura.

Claro, si el sabor de la mierda es bueno, es decir, si la “información” que nos dan, más o menos encaja, entonces se puede comer / es creíble.




Y así es como la información se convierte en el arma imperialista más poderosa del mundo, colonizando nuestras cabecitas; pues la mitad de las guerras no se producirían si los pueblos de los países invasores supieran los verdaderos motivos de estas.
(Continuará...)

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